viernes, 27 de enero de 2012

La acción para vencer a la angustia.




Ante un perro abandonado o atropellado en la calle, la instalación de un circo, el paso de un caballo sobrecargado y exhausto, los atropellos y contaminación de la minería y tantas otras circunstancias cotidianas de nuestras vidas, los sentimientos afloran en las personas bien nacidas.
El odio, la ira, la tristeza, la desesperación, suelen ser los sentimientos que acuden primero, de a uno o todos juntos. Hasta un malestar corporal suele presentarse en esos momentos en que la injusticia y la maldad compiten para ver quién manda.
Pasados los primeros segundos es donde se produce la bifurcación de los caminos que los seres humanos tomamos. Y estos caminos son muchos y diversos. La resignación y el seguir adelante  puede ser uno, pese a hacerlo con dolor. La indignación seguida de insultos o algún tipo de violencia física o verbal, otro.  El comentarlo a nuestros allegados físicos o de redes virtuales, es un camino muy transitado. Pero permítanme hacer foco en otro camino posible, al que considero más productivo y al que quiero invitarlos. La acción.
Considero a la acción como el mejor y más beneficioso camino, para finalizar o detener cualquiera de las situaciones injustas y dolorosas enumeradas más arriba. La acción inteligente, planeada, sostenida en el tiempo, tanto individual como colectiva.
Pero la acción también puede transitar muchos caminos. En cualquiera de los horribles casos anteriores es tanto válido, como productivo, el compromiso con la participación personal como actor  fundamental.
Suele pensarse, y utiizarse con algún que otro nivel de éxito, el desarrollo y envío de cadenas de mails. Otra forma virtual es la ya comentada  difusión en las redes sociales.  La repercusión en la prensa de los hechos relatados, puede o no tener éxito, pues guiados por diversos intereses mediáticos, a veces nuestros reclamos no son tomados en cuenta, o lo que es peor aún, ridiculizados como provenientes de un grupo de fanáticos.
Al enumerar los caminos posibles, hay uno que quiero destacar y, además, invitarlos a recorrer. El de la participación en la política. No debe pensarse como limitada a trabajar dentro de un partido político o a fundar uno nuevo, aunque ambas son útiles y válidas.  Debe entenderse como el accionar sobre los legisladores (Concejales, Diputados, Senadores, etc) en forma individual o colectiva. Si se tiene en claro que éstos son los que formulan y reglamentan las leyes que nos moderan y guían nuestra vida diaria, que estas leyes regulan la mayoría de nuestro accionar cotidiano, se debe comprender la necesidad de  la existencia de estas normas para evitar, hacer cesar o incluso impedir que ocurran los hechos horribles que nos preocupan. 
Que no es fácil, corto ni instantáneo este camino, no me lo digan, pues ya lo sé. Pero que es el más efectivo, lo es  sin dudas.  ¿Cuántos cambios  produjeron el llanto o el  lamento de los esclavos negros? ¿Cuántos derechos obtuvieron las minorías con el insulto y la indignación? Creo que ninguno. Fueron estos sentimientos traducidos en leyes los que cambiaron la historia.
Creo fervientemente que ese es el camino a seguir. Por nuestro planeta, por los animales, por nosotros mismos. Caminemos juntos.


Eduardo Murphy
Director
Centro Argentino para el Derecho Animal y Ambiental

jueves, 19 de enero de 2012

Minería en Latinoamérica. Somos David


Nos compadecemos cuando vemos un perro hambriento en la calle.
Muchos de nosotros reaccionamos igual ante esto y un niño pidiendo monedas para poder comer.
Creo que esta reacción habla de los sentimientos del ser humano que los “padece”.

Ahora pongámonos a pensar en un escenario posible: algo que haga sufrir a un niño, a un perro, a las palomas, los peces, los pumas, en fin a todo animal conocido, con una desgracia similar. Que todos ellos se intoxiquen. Que todos y cada uno sean envenenados. Que además muchos de ellos pierdan su lugar para vivir en este planeta.
Terrible ¿No?

Pero esto no es ciencia ficción. No es una mala película que uno ve para sufrir un rato de masoquismo y luego puede proseguir con su vida así como así.
Esto es una realidad.
Esto está pasando ahora.
En todo Latinoamérica se está viviendo un fenómeno ambiental, político, social y económico que hace de la minería el gran monstruo de la película que imaginábamos.

El escenario se plantea como un grupo de mineras transnacionales, todopoderosas en el plano económico, con arraigados y “aceitados” contactos con los gobiernos locales y nacionales. Con una billetera ilimitada para comprar voluntades de funcionarios, periodistas, formadores de opinión, etc.

Pero no se trata de otra cosa que David contra Goliat. El enorme soldado Goliat fue vencido con astucia. En las apuestas previas David no tenía chances! Sólo el encontrar la herramienta correcta y el tener la voluntad de actuar para sobrevivir, fue el mérito del pequeño David.

Hoy más que nunca somos David. Que por otra parte no era pequeño, sino normal, del tamaño de los demás. No era un super héroe. Sólo que se enfrentaba a alguien de tamaño descomunal, y esto no le evitó actuar. Para salvarse, para sobrevivr.

Hoy más que nunca somos David.
Imaginen muchos David apedreando al mismo tiempo al enorme monstruo. Desde distintos lugares, con distintas herramientas.

Hoy más que nunca somos David. Porque “SI SE PUEDE!”

Eduardo Murphy
Director
Centro Argentino para el Derecho Animal y Ambiental


domingo, 15 de enero de 2012

Control de palomas en la Ciudad de Buenos Aires


Los seres humanos hemos demostrado desde siempre una gran capacidad para modificar ambientes naturales, y en muchos casos estas alteraciones llevan a la destrucción de los ecosistemas originales. La creación de las ciudades y actualmente las megaciudades, como Buenos Aires y el Gran  Buenos Aires,  introduce modificaciones tan importantes en el ambiente original que la mayoría de las especies autóctonas  desaparecen, favoreciendo que algunas otras proliferen sin control.  Las especies que pueden colonizar esos nuevos espacios son, entonces, las más oportunistas, que son de hecho las que abundan en los ambientes urbanos: murciélagos, ratas, cucarachas y mosquitos. Estas ocupan las ciudades y aumentan su población por la ausencia de depredadores naturales.

Esto sirve para la introducción del tema que nos ocupa: “las palomas en Buenos Aires”. Esta ciudad no es la primera ni la única en plantearse el tema de que hacer con las palomas que, a simple vista, ensucian los monumentos y las fachadas de los edificios, amén de los autos y, de vez en cuando, la ropa de un desafortunado caminante, aunque según el saber popular el ser ensuciado “trae suerte”!

En ámbitos científicos se explica sobre microscópicas esporas, que salen llevadas por el viento, proveniente de las defecaciones de las aves. En el caso de las palomas no hay una zoonosis, (enfermedad transmitida de los animales al hombre) que afecte hoy de manera contundente al habitante de esta ciudad. Si se da el caso de alergias. Iguales a las producidas por el pelo de los gatos. ¿Y que haríamos? ¿Salir a matar gatos?

Ante esto el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires propuso criar y luego soltar halcones para depredar a las, según ellos, “malignas y molestas invasoras”. Ahora bien, ¿Quien puede garantizar que estos cazadores municipales alados, que eso serían los halcones, entiendan que su trabajo es atacar “sólo” a las palomas y no se dirijan  a la Reserva Ecológica de Costanera Sur a alimentarse de teros, loros, mirlos, calandrias y todas las especies de reptiles y anfibios que allí habitan? Nadie. Seriamente nadie puede.

¿Quién puede garantizar que luego no sea necesario “criar y soltar” depredadores de esto halcones, si es que se convierten, según el saber de las autoridades municipales actuales, en una nueva plaga?. Nadie. Seriamente nadie puede.

¿Entonces no hay alternativa?
Si. La hay. Hay alternativas y ya probadas. No sólo en la lejana Italia, donde ha dado excelentes resultados, sino en la más cercana Mendoza. Allí se ha implementado un plan para alimentar a las palomas con cebo (por ejemplo maíz) mezclado con un producto anticonceptivo llamado “OVO CONTROL P”. Este producto se dosifica de acuerdo al número de palomas que habitan en el lugar y se administra diariamente hasta lograr una población “aceptable” para la zona, pudiendo llegar al control del 70% del número actual. El “OVO CONTROL P” no evita que pongan huevos sino que el número de ellos que germina desciende. No puede ser aplicado por vecinos comunes sino por un equipo entrenado en el manejo de productos sanitarios. Y el Gobierno de la Ciudad ya tiene entre su dotación a este personal calificado. La TV y los diarios los muestran todos los años cada vez que los mosquitos se transforman en la nota de color. Son los de esas camionetas que pasan sobre las plazas o los Lagos de Palermo, echando una niebla casi inocua al ser humano.

En otras ciudades, como París, se usaron nidos para las palomas que agitaban, por un mecanismo eléctrico, a los huevos de estas aves impidiendo que la mayoría de lugar a un nuevo pichón. ONGs de defensa de los derechos de los animales, si bien apoyaron en primera instancia estos métodos, terminaron por repudiarlos pues provocaban lastimaduras en algunas aves adultas que allí incubaban.

Entonces si existe un método casi inocuo, que se puede comenzar a utilizar inmediatamente ¿Por qué no se hace? ¿Por qué utilizar animales, que no sabemos como van a reaccionar, para controlar animales que creemos plaga? La respuesta está en el insondable intelecto del Gobierno del Ing. Macri.

Eduardo Murphy
Director
Centro Argentino para el Derecho Animal y Ambiental


centroargentinoderechoanimal@gmail.com